¡¡¡ HOY HACE DOS AÑOS QUE SAMUEL ESTÁ A SALVO !!!
El 27 de agosto de 2013 Coque e Ismael, los fundadores de Santuario Gaia, fueron a una granja de vacas lecheras para salvar a Samuel de ir al matadero.
Como ocurre con todas las mamíferas, ninguna hembra da leche si antes no ha dado a luz a un bebé. En las granjas lecheras inseminan artificialmente cada año a las vacas para que den a luz, y así que puedan dar leche.
En cuanto nacen, rápidamente les quitan a sus bebés para que no se beban la leche que va a ser vendida a los humanos, y son encerrados en jaulas apartados de sus madres. Es horroroso escuchar los llantos de las madres llamando desesperadamente a sus hijos y los hijos llorando por querer estar con sus madres.
Los nacidos machos son enviados al matadero a las pocas semanas y las hembras seguirán encerradas para seguir los pasos de sus madres, ser explotadas por su leche. la esperanza de vida de las vacas es de unos 30 años, pero en las granjas, tanto en las llamadas ecológicas como en las intensivas, a los 6 o 7 años o incluso antes, son enviadas al matadero por el desgaste que tienen sus cuerpos.
Samuel nació junto con otro gemelo, y al ser tan pequeños y estar enfermos, no lo podían llevar al matadero, no les era rentable, por eso conseguimos que nos dieran a uno de ellos. Fue el momento más duro que vivimos, ya que teníamos que dejar allí a uno. Fuimos a coger al hermano de Samuel, pero en ese momento Samuel se levantó para salir de la jaula donde estaba, una señal que nos ayudó a tomar la decisión de quien teníamos que coger. Su hermano ni siquiera nos miró, se quedó con la cabeza pegada a la pared sin moverse, una imagen que nunca podremos borrar de nuestros corazones, pero que a la vez nos sirve para seguir luchando por todos esos que cada día están siendo asesinados en los mataderos.
Hoy Samuel cumple 2 años, dos años a salvo en Santuario Gaia, donde ha conocido lo que es el amor, tener una familia y ser respetado. Su primer mes en el Santuario fue para nosotros un sufrimiento, ya que no paraba de tener diarreas con sangre, siempre estábamos con el miedo de que iba a morir, como ocurrió con Aida, una ternera que vinos antes que él y no sobrevivió. Dormíamos con Samuel para estar pendiente de su salud, y hoy se nos caen las lágrimas al recordar todos esos momentos que vivimos con él.
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