Desde el día que legó al Santuario y conoció a Jud, no se ha separado un solo día de ella, y no solo eso, sino que la ha ayudado a criar a sus 8 hijos que no eran de él.
Desde hace un par de semanas, Jud comenzó a dejar a sus hijos solos porque ya son grandes. Los que son gallos ya han comenzado a cantar, aunque con voz de adolescente y como se suele decir, en sus cantos les salen muchos gallos 🙂
Es muy curioso el fuerte instinto de protección que tiene José Manuel con Jud y sus hijos, es tan fuerte, que ahora por las noches, como Jud los echa para que se independicen, José Manuel les ofrece sus alas para dormir bajo ellas, y los puedes ver a los 8 con lo grandes que son, durmiendo junto a él y algunas metiendo la cabeza bajo sus alas.
En esta imagen no se ve lo que contamos porque todas las noches deciden dormir en la habitación de Samuel, y para que no ensucien su comida con las heces, llevamos a los hijos de Jud al gallinero, pero si que dejamos juntos a los dos enamorados. En esta foto sale también Samuel, que quiere ser el protagonista de todas las fotografías y no ha habido manera de sacar un primer plano de los dos enamorados solos.
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