Ramón y Guillem han aprendido que las manos son para acariciar. Aún no hace una semana que llegaron a Santuario Gaia y ya saben que nuestras manos las utilizamos para cuidarlos y acariciarlos, por eso mismo ellos las buscan. Ismael López, uno de los fundadores del Santuario, cada noche se tumba con ellos para enseñarles