Marina y su hija Lucy son inseparables

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Marina ha estado durante años viviendo en una explotación ganadera, donde cada vez que daba a luz le arrebataban a sus hijos para ser enviados al matadero, como ocurre con todas las ovejas y cabras.

A las dos semanas de llegar al Santuario tuvo a Lucy, de la que no se separa. Van a todos lados juntas con su amiga Rosa, otra oveja que ha sufrido lo mismo durante muchos años y que fue abandonada cuando ya no servía por ser tan mayor.

El comprar quesos y lana, contribuye con este sufrimiento, el vivir continuamente el robo de sus hijos y cuando ya no son útiles ellas, ser enviadas al matadero.

Un mundo mejor para todos es posible, pero está en tus manos.