Era, 2 de noviembre de 2012
Es una gallina que vivía junto otras compañeras que fueron desapareciendo una a una, y antes de que ella acabara con ese incierto futuro, lo más probable que en el plato de alguien, pues unas personas concienciadas y preocupadas por ella, la trajeron al santuario.
Hace ya varios días que está en el santuario y ella sabe que aquí se la trata de otra forma, ya que se deja acariciar y coger, es muy cariñosa. Pensamos que está agradecida de estar en este nuevo hogar, donde nunca será explotada y donde vivirá hasta el fin de sus días, pero cuando a ella le toque, no cuando a algún animal humano quiera arrebatársela.
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