En 2012 estuve en una granja de vacas lecheras de Mallorca por una investigación sobre el sufrimiento al que son sometidas. Mientras me acercaba, me horrorizaba escuchar los continuos llantos de las vacas y sus terneros, llamándose entre ellos desesperadamente porque habían sido separados nada más nacer, ya que si los dejaban juntos, los terneros se beberían