Él llegó al Santuario con 2 días de vida porque su madre murió en el parto, al igual que su hermano. El primer biberón y el calostro lo tomó con nosotros, hace ya tres años.
Desde pequeñito ya se veía que era muy inteligente, y siempre se las ingeniaba para hacer trastadas. Nos tenía todo el día arreglando vallados y mil historias de niño rebelde.
Aunque ahora no contamos sus trastadas, las sigue haciendo todos los días. Los voluntarios que llegan nuevos siempre se quedan asombrados con él, porque mira de una forma muy especial, y se nota que se para a pensar antes lo que va a hacer, su mente nunca está quieta, siempre trama algo.
Todos los días, mientras preparamos el pienso para todos, él salta la valla, que por muy alta que la pongamos a él le da igual, ha aprendido a escalarla. Mientras lo preparamos él está con nosotros y cuando abrimos la puerta a los demás para que lo coman y así nosotros poder poner el heno en las forrajeras, él se vuelve a venir con nosotros mientras lo hacemos. Le encanta estar a nuestro lado controlándolo todo. Cuando se mete en algún lugar en el que no debe estar, y vamos a cogerlo para sacarlo, él no pone resistencia, agacha su cabeza y sale. Es un ser muy especial al que es imposible no querer, es David… ♥
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